lunes, 19 de noviembre de 2012

¿EXPATRIADO O INMIGRANTE?


Millones de ciudadanos norteamericanos, europeos occidentales, australianos y japoneses viven y trabajan en otros países, donde suelen formar su propia comunidad donde reúnen con sus compatriotas, mantienen sus costumbres y comparan sus experiencias. Tanto ellos mismos como los medios de comunicación les suelen llamar “expatriados”, porque viven fuera de su patria. La palabra está compuesta por el prefijo ex-, 'fuera' o 'más allá', y patria.

Por otro lado, en los países ricos también hay millones de ciudadanos procedentes de países pobres donde viven y trabajan de forma permanente o temporal, pero en la mayoría de los casos en situaciones precarias. A esa gente les solemos llamar “inmigrantes”.


Según Wikipedia y el RAE, la definición de “expatriado” e “inmigrante” es casi idéntica, ya que las dos se refieren a personas que residen y trabajan lejos de su lugar de nacimiento.
Según algunas definiciones, la diferencia fundamental está en la intención o estancia en el extranjero. Un “expatriado” es alguien que vive una temporada fuera con la intención de volver a su patria, mientras que un “inmigrante” es alguien que se desplaza de forma permanente.

Pero eso tampoco es cierto. Durante los años 70, cuando miles de españoles fueron a trabajar en Alemania para cubrir puestos en las cadenas de montaje, la mayoría sí que tenía intención de regreso, pero todo el mundo les llamaba “inmigrantes”, no “expatriados”. Lo mismo sucede con los miles de marroquíes, rumanos y sudamericanos en España que también están en camino de retorno. Siempre les llamamos "inmigrantes", nunca "expatriados".
Pero los miles de ingleses, alemanes, franceses y americanos viviendo, trabajando y haciendo negocio en China sí que son "expatriados", aunque muchos ya llevan más de 20 años ahí. En Madrid, los bares irlandeses donde reúnen los ciudadanos anglófonos son referidos como "bares de expatriados", nunca como "bares de inmigrantes".

En todos los programas o artículos sobre “expatriados”, se suelen hablar del enriquecimiento del intercambio cultural, la expansión de las empresas multinacionales, y la riqueza generada por la globalización. Cuando hablan de “inmigrantes”, los temas que surgen suelen ser relacionado con la marginalidad, la delincuencia, los guetos, y la competición por puestos de trabajo.

En España, cuando hablan de "guetos de inmigrantes", la gente suele pensar en magrebíes, africanos, latinoamericanos, rumanos, o chinos que se concentran en los mismos barrios.
Sin embargo, ignoramos que las 2 nacionalidades extranjeras que menos se han integrado en la sociedad son los ingleses y alemanes, ya que casi todos se concentran en sus comunidades cerradas en la costa mediterránea, y a pesar de que muchos llevan más de 10 años aquí, no hablan español y jamás se han relacionado con españoles.
Sin embargo, como proceden de países ricos, nadie les echa la culpa por formar guetos, por quitar puestos de trabajo, por aprovecharse de la sanidad pública, o por no respetar las costumbres locales.

La moraleja es que un ser humano es considerado “superior” o “inferior” dependiendo a gran medida en el dinero que tiene su país de origen. Hasta cuando emigra al extranjero, el nombre que le da es distinto.

Texto de Desmond Yew.
Gracias Desmond. 


3 comentarios:

Opiniones incorrectas dijo...

Real como la vida misma.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
Lo cojonudo, es que con esos expatriados, no sólo permitimos los guetos. Los fomentamos.
Vemos normal pasear por algunos pueblos de la costa y que se nos dirijan en inglés o alemán.
O ir de vacaciones a un camping en el que las actividades están todas destinadas a alegrarles la vida a ellos.
También que los horarios para las comidas en los hoteles estén planificados pensando en ellos.
Y como encima tenemos unos gobernantes que también fomentan el clasismo, con leyes como la que han sacado estos días (si compras un piso de x te doy la residencia por guapo!), la rueda no deja de girar.
En fin.

Aurora

Anónimo dijo...

Estimada amiga:
Dices verdades como casas. Soy española residente en Italia porque estoy casada con un italiano, por eso nadie me considera una inmigrante, sino una expatriada. También soy madre de dos niñas nacidas en África y seguramente cuando crecerán serán consideradas 'extracomunitarias' como dicen por aquí, o inmigrantes a pesar de que son italo-españolas porque serán juzgadas por el color de su piel. Me gustaría cambiar el mundo y lucho como puedo por ello.
Gracias Yaïvi por expresar con palabras lo que mi corazón siente.
Un abrazo.
RosaM.